viernes, 2 de octubre de 2009

Imág. secundarias de la pasión según Sevilla.(XII)


fotografía archivo R.Soldado.


XII. DE ENTRE LOS ÁNGELES..."ER DEL RESUCITADO" (Ángeles valientes, con un par de alas bien puestas. Un Tambor para la Resurrección)


Mi abuelo Pepe siempre decía que una de las cosas que más le gustaba de la Semana Santa era contemplar los angelotes tan gorditos y rollizos que llevaba el paso del Gran Poder...No había por donde cogerles un pellizco de lo bien criaos que estaban esas criaturas...¡Menudos biberones y papillas tenían que repartí ener Cielo!


Pero en los pasos de Semana Santa, además de estos angelitos querubines, bolitas infantiles de grasa y gracia celestiales, salen otros ángeles en lo arto de algunos pasos de misterio. Ángeles de adolescente tipo, ángeles con un par de alas como Dios manda, ángeles que suelen llevá o traé mandaos importantes para Jesús y los hombres (y cuando digo hombres, incluyo a las mujeres, eh...Esto lo pongo por si algún día vienen a por mí los/las der ministerio de igualdá...que me dan más miedo que los de la Santa Inquisición).


Uno de estos ángeles valientes se jugó er tipo bajando a confortá ar Señó; er mismo que estás pensando, el ángel de la Oración ener Huerto de los Olivos, er de la Cofradía de Montesión. Porque si llega a hacé más ruido de la cuenta, y despierta por casualidad a los apóstoles de ese pedazo de siesta que se estaban pegando (siesta por mor de la tristeza, eso sí), ese ángel no tiene hueco en ningún olivo donde esconderse...Un amigo mío me dijo que la postura de uno de los que se está pegando er siestazo es imposible. No sé si es San Pedro, pero er tío está aguantando er peso de su cabeza en la palma de la mano y en suspensión aérea, qué sueño no tendría este hombre (¡como pa despertarlo, vámo!), y acordaros del carácter impulsivo de Pedro, que rebanaba limpiamente orejas en menos que canta un gallo...bueno er gallo iba a cantá un poquito más tarde, pero ese será otro cantar.


Los ángeles son, por lo general, seres tímidos y huidizos, no suelen aparecerse mucho. Por eso le doy tanto mérito a este ángel, que tuvo un par de alas bien puestas pa quedarse en su sitio, a porta gayola, y que fue er de la Resurrección, er del Santo Sepulcro, er de la Roca, er que avisó que Jesús había resucitado de entre los muertos. Este ángel se quedó en su sitio pa contá a los demás lo que había pasado. Ener paso de la Resurrección lo pillamos poniendo postura y apuntando al cielo, esperando al personal para dar testimonio de todo aquello.


Siempre me ha gustado ver ar Señó en esa mañana luminosa del Domingo de Resurrección cuando regresa a su templo. Lo que voy a contarles pasó hace unos seis años, viendo a La Resurrección, todavía me acuerdo y me emociono como si fuese ayer...

Venía Cristo Resucitado por la calle Doña María Coronel, con su ángel apuntando al cielo de Sevilla, y él venía justo detrás, anticipando al banderín de la Agrupación Musical, faltaría más...Era un niño de unos cinco añitos, y era sudamericano, más moreno que los ángeles que sobrevuelan por la plaza de San Román. Iba concentrado y serio, y no levantaba la cabeza para no perder el ritmo que le otorgaba a su tambor de juguete. Pero qué tambor...tendrían que haberlo visto, era un tambor viejo, churretoso y gris, de esos que solo ves en alguna foto de la posguerra, una tosca guita de cuerda lo sujetaba al cuello de aquel niño, para agarrarse allí y no caer en un abismo de tiempo.
(Mi hermana me miró, y los dos sentimos lo mismo, ese repeluco que a veces te hiela la sangre...) No vimos a nadie que lo acompañara, nadie que lo esperara entre las filas de las personas que contemplaban la procesión, parecía que ese niño iba solo.
Más Semana Santa había en ese tambor que en ningún sitio en aquel instante.
Ése si que era un Tambor para la Resurrección, un Tambor para la Resurrección del Rito, y un Tambor para la Resurrección de la Carne ante la Muerte. Un niño del Perú se lo regalaba ahora a ese Cristo Resucitado, como Carlos Arruza regaló una vez Rosarios para la Virgen.
En la oscuridad de San Gregorio, La Canina más sentía entonces la pesadumbre de su inevitable derrota...Y al frente del Ejército Victorioso, Cristo Resucitado, y justo tras Él, un niño cetrino y extraño, redoblando un viejo tambor de juguete.

Probablemente sus padres lo acercaron a ver la Cofradía ya en la luz de la mañana, de esa bendita y luminosa mañana del Domingo de Resurrección.

A mí me gusta soñar que ese niño llegó del alba, como un ángel moreno.


(Texto publicado en la web cofradespasionensevilla el 3 de Mayo de 2009)



Apostilla asexuada: ♪ ♫...y estaba muerto de miedo y cantaba... y cantaba: ¡No tienen sexo los ángeles! ♪ ♫ (Los ángeles, Sr. Chinarro)

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