miércoles, 30 de septiembre de 2009

Imág. secundarias de la Pasión según Sevilla.(IV)



Fotografía: La gubia y el tas.

IV. ZAQUEO (JARDINERO FIEL DE LA BORRIQUITA).

Enanito liliputiense que está encaramado al tronco de la palmera del paso de la Borriquita, y allí se pasea el Domingo de Ramos, en un lugar de privilegio, envidiado por muchos, con una hachita de doble filo en la mano, más chulo que un ocho, tiene to el arte el joío (merece una saeta, ya), pero qué hará ahí subío...

Dicen que Zaqueo era un cobrador de impuestos, algo mal visto en aquellos tiempos de los judíos, pero él era bueno y por eso también sale en los pasos de Semana Santa, aunque también salen los malos, como ya veremos en esta serie.


Era muy bajito y se subió a un árbol para ver la entrada de Jesús, no en Campana, sino en Jerusalem; y para ver mejor, podó unas ramitas que le molestaban (a Zaqueo debían de gustarle muchos los pasos pa subirse a un árbol, léase el Evangelio según Sevilla). Jesús, al verlo allí encaramado como un lirón, le pidió por favor que bajase y le diese asilo en su casa. Todos sus seguidores murmuraron, en un gesto de desaprobación, porque era la casa de un pecador, pero Zaqueo le dio asilo a Jesús y prometió, arrepentido, devolverle (hasta cuatro veces) el dinero a las personas que hubiese engañado. 
Jesús se alegró mucho y soltó una de sus frases geniales, y dijo solemne ante todos: "Hoy la salvación ha llegado a esta casa, porque éste es también hijo de Abraham...y el Hijo del Hombre ha venido a buscar lo que estaba perdido". Todo ya fue alborozo y debieron ser muy felices mientras duró aquella estancia en la casa de Zaqueo.


Su labor en la Semana Santa ha sido ignorada por muchos durante largos periodos de tiempo; sin embargo, estos últimos años se han producido acontecimientos que han puesto de relieve la función incontestable de Zaqueo: la poda y arreglo de su palmera. Recientemente, algunas Cofradías de las que llevan arboleda incorporada, han tenido serios problemas a la hora de entrar y salir por determinadas puertas. Cosa que al paso de la Borriquita es poco probable que le ocurra, pues para eso está Zaqueo con su hachita de doble filo, dale que te pego, toda la Semana Santa, desde que lo suben al paso hasta que alguien lo baja.


A Zaqueo le han cantado poetas con diversa fortuna, elegimos como muestra esta extraña glosa:


"Pobre y pequeño Zaqueo de la Borriquita, jardinero fiel, que ya sólo vales para jugar al escondite con los niños que te buscan entre las hojitas de la palmera, 
el Domingo de Ramos, cuando la brisa te trae aromas de almendras garrapiñadas que tanto te gustan...¿Quién te cantará saetas, niño travieso que trepas por ese divino tronco? 
Asistes perplejo a los nuevos tiempos, temes que alguien te sustituya en tu hermosa labor, y sientes que el futuro se ciñe amenazador sobre ti, como una hachita de doble y cortante filo."


(Texto publicado en la web cofradespasionensevilla el 7 de Marzo de 2009)



Apostilla con gracia:
Antonio Burgos piensa que el Zaqueo de la Borriquita tendría que ser proclamado el Santo Patrón de los trepas sevillanos.

Imág. secundarias de la Pasión según Sevilla.(III)


Fotografía: flickr.


III. LA CANINA Y SU AMIGO ER DRAGÓN.


"MORS MORTEM SUPERAVIT". "La muerte venció a la muerte", así se indica en uno de los sudarios que ayudaron a bajar de la cruz el cuerpo der Señó, en uno de los pasos de la Cofradía del Santo Entierro, ener del Triunfo de la Santa Cruz sobre la Muerte. Aquí en Sevilla gusta mucho largá en latín (le da consistencia ar tema que uno trate, da más peso "específicum cum laude"). A la pobre Canina der Santo Entierro le pusieron detrás un latinazgo auténtico de sambenito (¡ojo!, de sambenito, no de San Benito...eh).

¿Por qué es tan extrano este paso de La Canina? ¿Disminuye el tamaño de la Canina? ¿Va a desaparecer? ¿Es Canina suelta o Canina sujeta?...Veremos...


Seamos serios que la cosa lo merece. El paso de La Canina, triste y reflexiva, sentada en la bola del mundo (sin achatamiento por los polos), y su amigo el Dragón agazapado entre las yedras. ¿Un Dragón entre las yedras? Sí, y es figura ésta que curiosamente inspira cierta ternura...y es que parece que tiene algo de perro inocente que quiera alegrar a su ama y señora, que le trae una manzana en la boca para que La Canina se la tire y él vaya a por ella. T
iene algo de Dragón domesticado, y por eso apenas da miedo, porque parece que le pide juego a su dueña al verla tan triste; le lleva la manzana del pecado para que se la arroje unos pasos más adelante y él la recoja entre los dientes y vuelva, perruno, absurdo y orgulloso, a entregársela... y es que se ve a leguas que es un Dragón faldero.

Es cierto que este paso invita a la reflexión más profunda y a otras no menos curiosas. Creo que a los cofrades se le fue la cosa de las manos, quisieron dar una lección tétrica y solemne, sobre la muerte y el pecado; pero les salió una lección de melancolía y tristeza contenida. En realidad ese paso no da miedo, da pena jonda. La Canina y su amigo er Dragón también conmueven el espíritu del buen cristiano...Y por ello habrá siempre algún cofrade, devoto y piadoso (un poquito heresiarca) que venere a escondidas, en algún rincón de la Iglesia, a La Canina; algún músico loco que le dedique una marcha ("Canina Coronada","Mater Caninorum", o "Reina de San Gregorio"); y algún poeta menor que le dedique sus versos más fervientes y recónditos.


Pero también La Canina tuvo, tiene y tendrá, sus acérrimos detractores...

Cuentan esos evangelistas populares que La Canina no era paso de buen gusto. Es decir, que a muchos no les agradaba la idea de que ese paso se detuviera ante sus narices. Vamos, que les daba jindama y miedo, y preferían que el paso se arriara un poco más lejos. Tal era así que en la Carrera Oficial, algunos abonados de avanzada edad, daban propina al capataz de turno para que no detuviese el paso ante sus sillas, por no verla, cara a cara, antes de tiempo. Y dicen ( puede que esto sea una leyenda) que el año que el capataz recibió más propinas, el paso de La Canina se hizo la calle Sierpes de un tirón, a paso de mudá, con paso largo y levantao... ¡Con lo larga que se hace esa calle, Dios mío, lo que pasarían esas criaturitas de debajo der paso!...¡Se les haría interminable er tránsito!...¡Me hubiese gustao verlo!...¡El cielo se ganaron a pulso aquellos hombres en aquella dura jornada!

Sólo espero que el esfuerzo de aquellos buenos costaleros fuese recompensado por su capataz, con el reparto equitativo de aquellas antiguas dádivas del miedo...


"A SE DIVIDEBAT NUMMOS, TIMENS NE ADVENTU MORTIS PRAEOCUPARETUR"


Como soy bueno, traduciré:


"Repartía dinero de su peculio particular, temiendo ser sorprendido por la llegada de la muerte"... ¡Ahí quedó!



(Texto publicado en la web cofradespasionensevilla el 6 de Marzo de 2009)



Apostilla poética: "Y la muerte no tendrá señorío..." Dylan Thomas.

Imág. secundarias de la Pasión según Sevilla.(II)


Fotografía: La Sevilla que no vemos.


II. LOS CABALLOS (DE LOS CABALLOS, VALGA EL RELINCHO)

De todas las imágenes secundarias de la Semana Santa de Sevilla, los caballos de Los Caballos son las que tienen mayor relevancia en las cofradías de la ciudad, y eso que son representaciones de animales. Ninguna otra figura secundaria, por muy humana y santa que ésta sea, consigue lo que ellos logran: la titularidad auténtica de su corporación. Tal es así, que la hermandad debe a ellos su nombre popular, o sea, su verdadero nombre, porque todos los cofrades conocen a la querida Hermandad de la Exaltación como la Cofradía de los Caballos.

Una vez, un hermano mayor de esta cofradía recriminó a un joven y bienintencionado periodista por referirse a su hermandad como la de Los Caballos. El pobre hombre que no había cometido falta alguna, se tuvo que tragar la absurda reprimenda del hermano encumbrado de turno (cuyo nombre ya se olvidará; y en cambio, el de Los Caballos perdurará) únicamente por nombrarla como la Cofradía de Los Caballos, nombre que la ciudad le otorgó en su rico evangelio popular y en el devenir de los siglos... porque ese es y será su nombre, le pese al que le pese.


-¿Por qué Los Caballos? ¿Es la cofradía del gremio de los jinetes? 

-No, hombre, no...

Veremos ahora cual es la historia de esta antigua y popular hermandad sevillana. Y es que a los cofrades no les bastó con subir ar Señó o a su bendita Madre en un paso. Se empezó con una figura, pero pronto descubrieron que si se añadían más imágenes al paso, la cosa funcionaba mejor y resultaba más espectacular, que era de lo que se trataba en el fondo. Se escenificó entonces la Pasión según Sevilla, y se abrían nuevos y variados horizontes. Por ejemplo:

¿Er Señó solo amarrao?...Ponle unos romanos y unos sayones al lao y verás como quea;¿Er Señó en lo arto de un burro y ya está?...Ponle una palmera y un enano subío ener tronco (pero qué c... hará ahí, da igual, tú ponlo), ponle unas mujeres de Jerusalem, unos niños con ramitas, y verás la que se forma;¿Er Señó con la cruz a cuesta na má?...Ponle a la Verónica, o al Cirineo y ya lo tienes ahí más acompañao;¿La Virgen llorando sola?...Ponle un San Juan, o los Santos Varones y las Tres Marías, a la vez, dándole el pésame, y la escena quitará el sentío.
Pues bien, hace siglos la antigua Hermandad de la Exaltación, decidió poner romanos ener paso del Señó,... después, si pones romanos, por qué no poner un romano a caballo, y en vez de un caballo, por qué no dos...¿Pasa argo? Y así empieza la Hermandad de la Exaltación a poner caballos encima del paso, sin saber en ese momento que está cambiando su propia historia, sin saber que esos caballos de atrezzo serán su santo y seña por los siglos, sin saber entonces que serán ellos Los Caballos para la posteridad. Y esto no lo hicieron de forma consciente, es decir, no llegó un día ningún prioste febril y lanzó aquello de: "¡Fagamos un paso con caballos tal..., que las generaciones venideras nos tomen por locos y nos llamen la Cofradía de Los Caballos!". No, así no fue la cosa, que va, esos hombres no sabían lo que hacían, eran, de algún modo, inocentes en el cambio de nomenclatura...

Y eso que los caballos de Los Caballos se han ido modificando y renovando con el paso del tiempo. Pero esos caballos son como el ruiseñor de Keats (Oda a un ruiseñor,1819). Es decir, los hombres miramos esos caballos "que no huellan las hambrientas generaciones", cuyos galopes y relinchos, que hoy resuenan, son los mismos que sonaron, una antigua tarde en Israel. El individuo es de algún modo la especie, y estos caballos de hoy, son también aquellos caballos de Jerusalem, "locura más extraña es pensar que fundamentalmente son otros" (Pedazo de tesis que me está quedando, gracias, Borges).


Y qué decir de los diferentes caballos que habrán tenío Los Caballos en estos siglos; caballos de papelón, de terracota o pasta, caballos de daguerrotipo con fogonazo, o de foto de la Feria, imitación de caballos disecaos...Y así, hasta llegar a los actuales, hermosos y relucientes, que nosotros ahora pensamos (ilusoriamente) serán ya eternos.

Aquí llegan los dos caballos de Los Caballos, mirando cada uno pa un lao de la calle. Mirándote ahora, como los viejos caballos que una tarde antigua miraron a otros que eran como tú y que ya no son. Mirándote esta tarde de Jueves Santo, como miraron hace siglos a los romanos jugarse a los dados la túnica der Señó.


(Texto publicado en la web cofradespasionensevilla el 5 de Marzo de 2009)


Apostilla punk: Vio los Caballos, caballos, caballos, caballos... ¿pero cuántos dedos caben en los ojos de un caballo? (Horses, Patti Smith)

Imágenes secundarias de la Pasión según Sevilla.(I)

Fotografía: archivo Bernardo Jimenez


I. SIMÓN DE CIRENE (ER DE SAN ISIDORO, POR SUPUESTO).

Decía Antonio Núñez de Herrera, en su genial Semana Santa: Teoría y Realidad, que de todos los sanjuanes que acompañan a la Virgen, sólo el San Juan de la Amargura se libraba de ser un auténtico pelmazo. Pues bien, lo mismo le ocurre a los cirineos que ayudan ar Señó, la mayoría de ellos insípidos, inexpresivos y rígidos. Pero también entre los cirineos hay uno que no resulta ser un auténtico pelmazo: es el Cirineo de la Cofradía de San Isidoro; a éste lo miras y no puedes dejar de mirarlo. Pasa la Cofradía y se empieza a escuchá ener silencio de la noche y de la procesión, una improvisada letanía ar Cirineo: -"...que bien hecho está, lleva buenas ropas, te has fijao, tiene hasta un saquito con dinero, míralo cómo nos mira, qué ojos tiene, parece que está vivo, parece que nos quiere decí argo importante, se le vé al hombre cara de preocupao, a mí también me da mucha pena Simón..."-dice alguna piadosa mujer.

¿Quién era este hombre?


Según los evangelios: "los romanos obligaron a uno que estaba allí, a llevar la cruz de Jesús porque vieron que éste no llegaba vivo al Calvario","era Simón de Cirene","venía del campo","era uno que tenía dos hijos, Alejandro y Rufo","lo obligaron a cargar la cruz de Jesús"...E insisten en lo de la obligación.


Vamos a tratar de entendé a este pobre hombre que trincaron los romanos de mala manera pa que sujetara la cruz der Señó. Sabemos que era de Cirene, en la actual Libia, y que el hombre vivía ahora en las cercanías de Jerusalem. Vivía en el campo, no le gustarían mucho las ciudades, ni los comerciantes, ni los rabinos, ni las rameras, ni nada de eso; él a lo suyo, a las labores der campo, sus cabecitas de ganao y su parcelita pa sembrá. Pero los der campo, tarde o temprano, tienen que ir a la ciudad a por argo; semillas, abonos, útiles, cuerdas, etc...

Este buen hombre eligió un mal día, dejó a su mujé (los evangelios no nos dicen su nombre) con su hijo mayó, Alejandro, en la finca, y con su niño chico Rufo (que tendría unos siete añitos) tiró para la ciudad. Estaría buscando su puestecito, donde ya habría comprado antes, cuando escuchó el jaleo que se formó en plena calle. Los judíos, que les gustaba má una procesión que a un tonto un lápiz, empezaron a congregarse y hacé pasillo pa que er Señó y los dos ladrones pasasen por en medio, ya que así es la forma en que se vé mejó la Semana Santa, eso lo sabe to er mundo. Simón, sin saber que se iba a formá la de Dios en Cristo, ya se iba a marchar porque él no era mucho de cofradías (era más de campo) cuando sintió la punta de lanza de un legionario romano que lo requería violentamente... Y así empieza su particular calvario... Lo obligan a llevá la cruz der Señó, que ya pesaría, pero lo que más le pesa a él es que se le va de la mano su niño, er chico, er Rufo, y piensa que se le va a perdé en aquella bulla. Cogiendo la cruz y mirando al niño que se le va perdiendo de vista entre la plebe. Suponemos que alguien de buena voluntad se haría cargo der chiquillo hasta que volviese su padre. Cara de circunstancia era la que debía de llevá Simón cuando ya enfilaban cuesta arriba caminito del Gólgota. La misma cara der Cirineo de San Isidoro, que te mira a ti que lo ves pasar. Por eso parece que está vivo, los ojos los tiene como nublaos, pero no del esfuerzo, es más por la preocupación, por la incertidumbre, porque le han roto los esquemas. Él no había ido a la ciudad pa esto, él iba con su niño... Dónde estará er niño, lo habrá recogío alguien, por dónde empiezo luego a buscarlo, lo subirán al Calvario con lo chico que es... Parece que nos mira pa preguntarnos por estas cosas, es independiente su sufrimiento del sufrimiento der Señó, que tropieza entre cardos y ortigas. Son sufrimientos distintos; uno es el de la consumación voluntaria, y el otro es el de la indefensión más absoluta. Jesús acepta y carga su cruz por imperativo mesiánico (¡Hágase tu voluntad, no la mía!); y Simón arrancado de entre el pueblo, carga la cruz por un imperativo repentino, aleatorio y brutal (¡Tú, tú mismo, venga, ayuda a éste!).
El Cirineo de San Isidoro es el auténtico, porque el hombre está mirándote para que tú le digas que el niño está bien, que está con Nicodemo o con cualquier otro de buen corazón, que lo van a tratar bien, que le van a dar de comé mientras su padre vuelve del marrón ener que lan metío los romanos, que no le va a pasar nada malo, y que volverá con su padre cuando todo el follón se acabe. Pasa el Cirineo y sientes estas cosas, compartes su ansiedad en la mirada que te echa...

Y en la noche alta, desde un balcón muy cerquita de donde está el paso, surge la saeta antigua y corta:


"Con frío y descarzo

va caminando Jesú,
las fuerzas le van fartando.
Y ya no puede con la crú,
y un hombre le está ayudando".


(Texto publicado en la web cofradespasionensevilla el 4 de Marzo de 2009)


-Apostilla castiza: En el Semana Santa en Sevilla de Eugenio Noel (1916) se recoge esta peculiar saeta: 

"No aguanta de güena gana
er tío que va detrá...
¡Por cariá Sirineo,
ayúdalo un poco má!"