Una trilogía de ¡Vaya un tramo! sobre ese irresistible regusto por las representaciones en las cofradías.
Si a todos nos encantan las cofradías, imaginaros lo que sentimos cuando entre los nazarenos de una cofradía observamos que acompañan otros nazarenos distintos, con sus túnicas y capirotes propios, que nos llaman poderosamente la atención y contrastan con los de la propia cofradía. A veces no son ni nazarenos, pero sí muestran ser pertenecientes a otro colectivo o grupo, bien uniformados o vestidos de forma distinta al resto del público que presencia la cofradía y participando igualmente de la estación de penitencia de su anfitrión, porque está claro que alguien les habrá invitado y dado vela en este (¿santo entierro?) o mejor dicho vara en esta representación cofradiera.
A veces los motivos son de mucho peso, hermanamientos históricos, compartir templo de salida, ayudas mutuas, invitaciones a las hermandades de su misma advocación etc...En Sevilla las más famosas y nutridas son las representaciones que acompañan a los hermanos de las cofradías de la Veracruz y del Santo Entierro.
Todos los años observamos entusiastas alguna nueva muestra de estas representaciones donde menos lo esperas que causan las delicias del respetable público. ¡Vaya un tramo! les rinde homenaje...