jueves, 1 de octubre de 2009

Imág. secundarias de la Pasión según Sevilla.(VIII)



fotografía archivo Caito-Angulo


VIII. LOS SAYONES (Sayones que yo te pinté, demonios se tienen que vorvé...)


Si los romanos hacían nuestras delicias durante la Semana Santa, los sayones también.
¿Los sayones también? Por supuesto que sí; y si los romanos lo lograban causando admiración, los sayones lo consiguen de otra forma más increíble. Es decir, los sayones también proporcionan interesantes reflexiones y discusiones entre los cofrades a pesar de sí mismos, y pese a ocupar el puesto más bajo entre las figuras secundarias (muy por debajo de los esclavos negros, que ya vimos que eran buena gente esclavizá y sometida por los romanos o los judíos con poderío económico). Los sayones son fundamentales para ilustrar la Pasión, sin ellos, algunos pasajes no podrían representarse, y además dan sentido a muchos momentos sublimes del mensaje de Jesús. Por lo tanto, no seamos nosotros ahora tan malos como fueron ellos con el Señó, y por qué lo vamos a negar (¡Al César lo que es del César, y a los sayones lo que es de los sayones!): los sayones de los pasos también hacen nuestras delicias, dan juego en la Semana Santa, e ilustran fielmente los hechos de la Pasión según Sevilla.

¿Qué significa sayón? ¿Quienes eran? ¿Judíos de mala voluntad? ¿Por qué les gustaba vestirse con ropajes superpuestos, y con tejidos de rayas gordas de colores estridentes? ¿Qué intereses les movían?...


Sayón: Verdugo que preparaba a los reos para la muerte.


Los sayones tienen un pequeñito problema, ya antes de acometer ninguna acción...que eran judíos...(¡vaya por Dios! ¿y los apóstoles y los santos varones qué eran de Chipre?) Son esbirros asalariados, verdugos para ser más exactos, lacayos de la muerte y del dolor para con los enemigos del pueblo judío, gente baja que se ganaba la vida entre la tortura, los castigos y las ejecuciones, como si de un funcionariado del terror se tratara. Ahora bien: ¿Que tiene que tener un sayón para obtener plaza de sayón en lo arto de un paso en Sevilla capital?


Lo primero que tiene que ser, es ser feo, o tener cara de mala idea, pero feo con ganas, no vale un feo cualquiera. Acuérdense que hace poco una autoridad eclesiástica encargada de velar por la dignidad de las nuevas figuras secundarias, puso el grito en el cielo cuando contempló la carita de un sayón (cómo lo vería de mal este hombre), al que consideraba indigno de procesionar por nuestra ciudad. Pues bien, yo pienso que ese sayón que escandaliza, tiene lo que siempre ha de tener un sayón como Dios manda, es decir, la provocación del desconcierto y la distorsión arriba del paso.

Tus padres presumen de la fealdad de los sayones de su época en comparación con los de hoy día, pero luego llegan tus abuelos y te dicen que para feos los sayones de cuando ellos eran chicos, y así generación tras generación, todos alardean de sayones.

Lo segundo para ser un buen sayón es llevar una indumentaria ecléctica, que desentone con los ropajes de las demás figuras. Los sayones vestían fatal, les gustaban mucho las superposiciones de ropa y los tejidos con rayas gordas y de colores vivos. A veces se ponen unas telitas por la cabeza, al estilo Laurence de Arabía, que más que favorecerles, lo que hace es esconderles las facciones, y que les da un cierto aire de terroristas de Alfatat o de Jamás, que casi asusta.


Hubo sayones míticos, cuyos nombres son famosos y perdurarán en la memoria del pueblo: Er Perragorda, er Bizco, er Tuerto de los espárragos, et cetêra, et cetêra...

Hoy día tenemos grandes sayones en nuestros pasos que hacen las delicias de todos.

A los sayones, diligentes y sádicos, hemos de tratar de entenderlos, de comprenderlos de algún modo, de perdonarlos, porque también son parte de nuestra Semana Santa, y ayudan a incrementar su magnífica riqueza y variedad. Simplemente fueron hombres instrumentados en los que se vertebró la maldad e intolerancia de sus inmediatos superiores, para tratar de callar un universal mensaje de amor a todos los hombres, sayones incluidos...



(Texto publicado en la web cofradespasionensevilla el 26 de Marzo de 2009)



Apostilla histórica: Refieren algunos historiadores que, durante la 2ª diáspora judía, acontecida tras la conquista de Jerusalem por el general romano Tito en el 70 d.C., los sayones que habitualmente torturaban para el Sanedrín sufrieron una brusca reconversión laboral que los convirtió en excelentes fabricantes de tambores y bombos. Así, de algún modo u otro, quedaron vinculados a la Semana Santa.





No hay comentarios:

Publicar un comentario