jueves, 10 de enero de 2013

"Toas las mares pasan pena y amargura..." La madre de Gesta (Rey de Reyes, 1927)


"Toas las mares pasan pena y amargura,
pero la tuya es la más grande y la mayó..." (Saeta popular)

Así dice la saeta que, entre otros grandes saeteros, cantaron El Niño Gloria o Manolo Caracol. Cada uno a su genial estilo y con diferentes versiones en el resto de la letra.
Y si toas las mares pasan pena y amargura contemplad esta apócrifa escena que Cecil B. Demille y su guionista Jeannie McPherson incluyeron en la película Rey de Reyes (1927).


¡Qué calidad humana no tendrían Cecil B. Demille y Jeannie McPherson para otorgarle una madre al pie de su cruz al desdichado Gesta! No fue al bueno de Dimas (que acaso sólo habría robado por necesidad) al que se la pusieron, no, porque a él le pusieron un perro fiel hasta la muerte. En cambio quisieron mostrar al malvado Gesta como un hijo, y quizá tomaron el personaje de la madre de Gesta de algún referente apócrifo o legendario o quizá fueron ellos mismos los que crearon esta verdadera muestra de literatura pasionista. Y la grandeza de Cecil radicó en otorgarle una madre a Gesta, una madre como todas (como toítas las mares...), llena de pena y amargura, sufriendo por la muerte de su hijo. Un hijo que en su difícil vida ya la habría colmado de sufrimientos y desengaños, pero a quien con un infinito amor de madre seguía queriendo, como si aquel hombre que iba a morir sin esperanza fuese aún el inocente niño al que cuidó y llenó de ternura hacía ya muchos años. Pienso que Cecil quiso darle otra oportunidad de redención a Gesta, y que lo intentó a través de la figura de su madre, dándonos a entender que tampoco pudo lograr esta redención ni de su propia madre que intentaba consolarlo en sus últimos instantes de vida. Pero no encontró en Gesta ningún resquicio para su salvación mediante el amor porque Gesta desprecia hasta a su madre en su desesperación.
Sé que "Rey de Reyes" está repleta de escenas de esta grandeza que serían para ser analizadas movimiento a movimiento, gesto a gesto, y nunca terminaríamos de reconocer la genialidad que hay en esta increible película. Pero esta apócrifa escena de Calvario, con la madre de Gesta abrazada a la Virgen María que la comprende y consuela, es de mis favoritas.
Suena rotunda en el aire la saeta del Niño Gloria y su letra es bien cierta: "Toas las mares pasan pena y amargura...", hasta la mare de Gesta.

2 comentarios:

  1. ¡Grande Hachita!
    Escarvando en lo importante. Mi hermandad tiene un Dimas y un Gestos, y yo también.

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  2. Gestas, quería decir, aunque la cara del colega debe justificar mi lapsus.

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