lunes, 21 de enero de 2013

Sevilla no conservó Marquillo alguno (Breve historia de la decadencia y caída del Imperio Romano de los pasos hispalenses)

Paso de la Sentencia. Ft. Archivo: Felipe Bermudo


En Sevilla los romanos cayeron dos veces.

La primera vez fue hacia el año 426 aprox. cuando se les vino encima una horda de vándalos asdingos comandada por Gunderico (que en realidad se llamaría Günter en su pueblo, y al que los cronistas latinos le añadieron después el -ico para suavizarlo) que no dejó títere con cabeza, ni casco con plumas, ni faldita corta, ni estandarte de pájaro imperial, ni loba capitolina, ni Rómulo, ni Remo. Sin duda, este fue el primer acto vandálico que aconteció en Hispalis.

Remontándonos siglos y siglos más tarde, a finales del siglo XIX se va a iniciar la 2ª declinación y caída de las legiones romanas. Pero que esta vez se van a caer de lo arto de los pasos de misterio sevillanos, y además no va a quedar romano alguno para contárnoslo.              
Esto es un hecho comprobable: en la Semana Santa de Sevilla no tenemos romanos antiguos. Ni uno. Todos los romanos de los pasos se han realizado en el siglo XX y algunos ya en este joven siglo XXI. Y mira que tiene siglos la Semana Santa sevillana, y mira que se habrán hecho romanos para los pasos en todos esos siglos de historia... Pues bien, de los romanos antiguos no quedó ni uno.


Paso del Prendimiento: Fot. Arch. Felipe Bermudo

La causa de esta ausencia la explica mejor que yo (de aquí a Pekin, tirando por el Cabo de Hornos y circunnavegando Australia) este fragmento de "Imágenes y discursos de la semana mayor" de Manuel Jóse Gomez Lara y Jorge Jiménez Barrientos:

" La invención de una estética: El clasicismo procesional sevillano... Desde Bermejo, un discurso erudito y universitario se alzó a favor de la sustitución de esculturas procesionales que no se consideraban suficientemente "artísticas" y se argüía que las iglesias estaban llenas de tallas de gran calidad que podían reemplazarlas. La práctica fue otra: se hicieron nuevas o se "restauraron" hasta desfigurarlas. En los Bocetos de Semana Santa de 1888, por ejemplo, se afirma que la restauración realizada por Juan de Astorga al misterio de los Panaderos, lo había mejorado.
Sucumbieron, primeramente, las efigies de sayones y judíos, productos del denominado "feísmo" barroco, mantenidos durante el siglo XVIII y primera mitad del XIX, que plasmaban en formas caricaturescas la maldad de la acción realizada. La renovación del misterio de Nuestro Padre Jesús del Silencio en el Desprecio de Herodes es significativa en este sentido..." "... El historicismo informó a partir de estos años todas las transformaciones de los misterios, unificados con criterios realistas. El autor principal de tales cambios fue Castillo Lastrucci creador de los misterios de Jesús ante Anás (1923), de la Presentación al Pueblo (1928) y remodelador del misterio de la Sentencia (1929)"



                                Paso del Desprecio de Herodes. Ft. Archivo: tj1.

Y los romanos antiguos de los pasos entraron también en el mismo saco que los sayones y judíos. Gracias a Dios, los cofrades de Los Caballos supieron conservar sus sayones judíos de esta sangría y hoy día podemos disfrutarlos siendo admirados por su calidad. Pero no pasó lo mismo con los romanos antiguos de este paso de misterio que también fueron sustituidos.

Me he preguntado muchas veces si entre aquellos romanos de los pasos de Sevilla que no se salvaron habría algunos que hubiesen merecido el indulto de sus cofrades. Y cuando pienso en ello me acuerdo siempre de Marquillo: un romano con solera de Jerez de la Frontera. Un romano que tira con su soga de la Imponente y Venerada Imagen del Nazareno de Jerez. Esta pasada Cuaresma tuve la suerte de contemplar el paso en el interior de su iglesia y disfrutar tan portentoso misterio.


Ft. Internet: CiudadJerez

¡Qué categoría de paso! La canastilla dorada, la talla dulce del Señor, la túnica bordada de avefrías que lleva el Señor, y el romano que lo antecede conduciéndolo al Calvario... Marquillo, que dicen que su nombre deriva de Malco (aquel que se llevó el tajo que San Pedro le pegó en una oreja, y que luego fue sanado por Jesús), de Malco al diminutivo Malquillo y de ahí al castizo Marquillo. Por lo visto, en Jerez también hicieron esas permutaciones de nombres evangélicos, al igual que hacemos en Sevilla con el niño que corta las hojitas de la palmera en el paso de la Borriquita, bautizado Zaqueo como el de Jericó.


Impresionante saeta al Nazareno... "pero Marquillo a ti te jala y te jala..."

La talla de Marquillo es realmente impresionante, tiene algo de los tercios de Flandes en su ropa y en su perilla espadachinesca. Tiene algo del Cirineo de San Isidoro, esas mangas arremangás, esas botas altas (no son sandalias), y sobre todo esa cara de incertidumbre... No avanza con saña hacia delante, no tensa la soga al Nazareno; al contrario, gira un poco la cabeza como queriendo mirar al Señor, pero no se atreve, y su expresión es casi melancólica, como si gravitara entre la obligación y la indecisión.

Jamás podremos saber si Marquillo se hubiera librado de la Declinación y Caída del Imperio Romano de los Pasos Hispalenses.


PDT: Aunque los romanos cayeron por segunda vez en Sevilla, otra vez se volvieron a subir encima de los pasos con nuevas y recobradas fuerzas. Y esta vez uniformados al estilo armao macareno, salvo alguna que otra excepción.



Texto publicado en Pasión en Sevilla el 27 de Septiembre de 2010

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